La superstición y el método científico [editar]
Imagine que una tribu remota llama a una de estas dos formas buba y a la otra kikí; trate de adivinar cuál es cuál y consulte al final de este artículo (en la sección de notas) para valorar su respuesta[1]
Las supersticiones, no fundamentadas o asentadas de manera irracional en el ser humano, pueden estar basadas en tradiciones populares, normalmente relacionadas con el pensamiento mágico. El supersticioso cree que ciertas acciones (voluntarias o no) tales como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, pueden influir de manera trascendental en su vida.
Se consideran supersticiones aquellas disciplinas que la comunidad científica llama pseudociencias, tales como:
el curanderismo
la magia
la adivinación
la astrología
la quiromancia
la cartomancia
el tarot
la geomancia
el feng-shui
el espiritismo.
Lo que distingue a las supersticiones de la sabiduría y el sentido común es que se afirma una relación causal entre los acontecimientos debido a fuerzas supranormales:
destino,
poder invisible de los astros,
poder invisible de los ritos mágicos,
poder invisible de los espíritus, etc.
Esta manera de proceder es contraria a la razón, que analiza las relaciones desde las causas inmediatas e intenta descubrir las leyes naturales que rigen las proporciones (o que, sin encontrar relaciones causa-efecto, explica los fenómenos a través de correlaciones, es decir, a través de la frecuencia en la que dos eventos se presentan simultáneamente).
Con el pensamiento de la ciencia moderna, algunas de las pseudociencias dieron paso al nacimiento de ciencias. Es el caso de la astrología de la que surgió la astronomía, de la alquimia surgió la química, etc.
En el pensamiento mágico y la magia se considera posible producir resultados que a la razón resultan contrarios a las leyes naturales conocidas valiéndose de ciertos rituales, en los que intervienen entes considerados en dicha creencia.
domingo, 12 de octubre de 2008
Supersticiones que generarían "desgracia"
Doblar la servilleta usada, o guardar una servilleta en su servilletero al final de una comida quebrantará la amistad.
Mencionar o formular verbalmente cualquier cosa no deseable o desgraciada (ver maldición).
Para contrarrestar la desgracia, inmediatamente se debe tocar madera.
Romper un espejo.
Pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared, la escalera con las superficies del suelo y la pared forman un triángulo, representación de la Trinidad. Por lo tanto, cruzarla era atentar contra dicho dogma, o también representa una puerta de entrada al mundo de los espíritus.
Cruzarse con un gato negro: dicho animal representaba a la brujería y al diablo mismo.
Derramar sal: la sal, en la Antigüedad, representaba riqueza.
Derramar aceite.
Poner el pan invertido en la mesa.
Limpiar la mesa con papel, y no con un paño de tela, trae pérdidas económicas, porque representa un desprecio al papel moneda.
Escuchar el nombre de una persona que transmite «mala suerte» (persona que está «salada», jetattore, un mufa, aojador, gafe, cenizo)
Para contrarrestar la maldición, a la persona se la margina y se la menciona como «el/la innombrable».
En Argentina los varones se tocan el testículo izquierdo, y las mujeres el pecho izquierdo.
Ser víctima de un «trabajo» de vudú o magia negra.
Rezar con las piernas cruzadas.
Pisar en primer lugar con el pie izquierdo al levantarse de la cama. (Véase el artículo zurdo).
Casarse o embarcarse un martes 13: en los países anglófonos se refieren al viernes 13.
Bautizar a un barco con el mismo nombre que tiene otro barco.
Sentarse a comer 13 personas a la mesa, por la Última Cena de Cristo con sus discípulos (ver triscaidecafobia).
Estornudar, por temor a perder el alma, sólo durante la Edad Media.
El riesgo se minimizaba cuando otra persona respondía de manera apotropaica «¡Jesús!».
Abrir un paraguas bajo techo, dentro de una casa.
Que se cayeran las tijeras con el pico abierto, o dejarlas a posta abiertas encima de la mesa de alguien, o dejarlas abiertas entre dos o más personas, supuestamente produce riña por el entrechocar de las espadas.
Hacer girar cualquier objeto.
Poseer un solo vaso de una colección en la que se han ido rompiendo todos los demás.
Mirar fijamente a una persona, mal de ojo o aojamiento, que desde entonces sufre mala salud periódicamente o muere. Esta superstición se documenta desde la época romana.
Decir «¡por Dios!» ante cualquier suceso: según el mandamiento de la ley mosaica, no debía tomarse el nombre divino en vano.
Cuando una persona se ríe mucho es que le espera alguna desgracia o disgusto.[2]
El acostarse del lado del corazón ocasiona malos sueños.[2]
Cortarse las uñas en los días que tienen erre (martes, miércoles y viernes) genera padrastros.[2]
Matar a las golondrinas: porque una leyenda (no bíblica) dice que le extrajeron las espinas a Cristo en el Calvario.[2]
Toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana.[2]
Que un artista (actor, cantante, músico, etc.) salga al escenario con una prenda amarilla.
Que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia.
En México (especialmente en el estado de Jalisco), pisar un mango echado a perder.
Se puede revertir comiéndolo directamente de la suela del zapato.
Mencionar o formular verbalmente cualquier cosa no deseable o desgraciada (ver maldición).
Para contrarrestar la desgracia, inmediatamente se debe tocar madera.
Romper un espejo.
Pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared, la escalera con las superficies del suelo y la pared forman un triángulo, representación de la Trinidad. Por lo tanto, cruzarla era atentar contra dicho dogma, o también representa una puerta de entrada al mundo de los espíritus.
Cruzarse con un gato negro: dicho animal representaba a la brujería y al diablo mismo.
Derramar sal: la sal, en la Antigüedad, representaba riqueza.
Derramar aceite.
Poner el pan invertido en la mesa.
Limpiar la mesa con papel, y no con un paño de tela, trae pérdidas económicas, porque representa un desprecio al papel moneda.
Escuchar el nombre de una persona que transmite «mala suerte» (persona que está «salada», jetattore, un mufa, aojador, gafe, cenizo)
Para contrarrestar la maldición, a la persona se la margina y se la menciona como «el/la innombrable».
En Argentina los varones se tocan el testículo izquierdo, y las mujeres el pecho izquierdo.
Ser víctima de un «trabajo» de vudú o magia negra.
Rezar con las piernas cruzadas.
Pisar en primer lugar con el pie izquierdo al levantarse de la cama. (Véase el artículo zurdo).
Casarse o embarcarse un martes 13: en los países anglófonos se refieren al viernes 13.
Bautizar a un barco con el mismo nombre que tiene otro barco.
Sentarse a comer 13 personas a la mesa, por la Última Cena de Cristo con sus discípulos (ver triscaidecafobia).
Estornudar, por temor a perder el alma, sólo durante la Edad Media.
El riesgo se minimizaba cuando otra persona respondía de manera apotropaica «¡Jesús!».
Abrir un paraguas bajo techo, dentro de una casa.
Que se cayeran las tijeras con el pico abierto, o dejarlas a posta abiertas encima de la mesa de alguien, o dejarlas abiertas entre dos o más personas, supuestamente produce riña por el entrechocar de las espadas.
Hacer girar cualquier objeto.
Poseer un solo vaso de una colección en la que se han ido rompiendo todos los demás.
Mirar fijamente a una persona, mal de ojo o aojamiento, que desde entonces sufre mala salud periódicamente o muere. Esta superstición se documenta desde la época romana.
Decir «¡por Dios!» ante cualquier suceso: según el mandamiento de la ley mosaica, no debía tomarse el nombre divino en vano.
Cuando una persona se ríe mucho es que le espera alguna desgracia o disgusto.[2]
El acostarse del lado del corazón ocasiona malos sueños.[2]
Cortarse las uñas en los días que tienen erre (martes, miércoles y viernes) genera padrastros.[2]
Matar a las golondrinas: porque una leyenda (no bíblica) dice que le extrajeron las espinas a Cristo en el Calvario.[2]
Toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana.[2]
Que un artista (actor, cantante, músico, etc.) salga al escenario con una prenda amarilla.
Que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia.
En México (especialmente en el estado de Jalisco), pisar un mango echado a perder.
Se puede revertir comiéndolo directamente de la suela del zapato.
Supersticiones de buena suerte
Derramar el vino predice buena suerte o trae alegría.
Encontrarse por casualidad una herradura con 7 agujeros para los clavos es un buen augurio en Algeciras, o la sola posesión de una herradura.
Tener la pata de un conejo, frotarse y acariciarse con ella.
Para ganar la lotería se debe apoyar el billete en la espalda de un jorobado o en el vientre de una embarazada.
Tener amuletos, como una pata de conejo, estampitas de santos, alguna piedra especial o semipreciosa, etc.
Tener la bendición de los padres al casarse.
La mujer soltera que —durante una fiesta de casamiento— atrape el ramo de la novia cuando ésta realiza el rito de tirarlo violentamente por encima del hombro será la siguiente en casarse (en la Edad Media era primordial que una mujer se casase).
Cuando una persona debe pasar una prueba o realizar un examen académico, debe encender (ella misma u otra persona) una o varias velas en su casa o en una iglesia católica.
El feng shui chino y el vastu de la arquitectura hindú poseen conceptos parecidos y hasta equivalentes, que analizan qué lugares y fechas son las mejores para construir un edificio o iniciar una empresa o negocio o una relación de pareja.
En México se dice cada Viernes Santo hay un aguacate que en vez de carozo contiene un huevo de paloma. Hay que sostener el huevo en la mano y rezar un Padre Nuestro. El huevo se abrirá, y saldrá volando un polluelo, que es el Espíritu Santo. El lugar donde el polluelo se pose estará bendito incorruptiblemente hasta la llegada del Fin del mundo.
Encontrarse por casualidad una herradura con 7 agujeros para los clavos es un buen augurio en Algeciras, o la sola posesión de una herradura.
Tener la pata de un conejo, frotarse y acariciarse con ella.
Para ganar la lotería se debe apoyar el billete en la espalda de un jorobado o en el vientre de una embarazada.
Tener amuletos, como una pata de conejo, estampitas de santos, alguna piedra especial o semipreciosa, etc.
Tener la bendición de los padres al casarse.
La mujer soltera que —durante una fiesta de casamiento— atrape el ramo de la novia cuando ésta realiza el rito de tirarlo violentamente por encima del hombro será la siguiente en casarse (en la Edad Media era primordial que una mujer se casase).
Cuando una persona debe pasar una prueba o realizar un examen académico, debe encender (ella misma u otra persona) una o varias velas en su casa o en una iglesia católica.
El feng shui chino y el vastu de la arquitectura hindú poseen conceptos parecidos y hasta equivalentes, que analizan qué lugares y fechas son las mejores para construir un edificio o iniciar una empresa o negocio o una relación de pareja.
En México se dice cada Viernes Santo hay un aguacate que en vez de carozo contiene un huevo de paloma. Hay que sostener el huevo en la mano y rezar un Padre Nuestro. El huevo se abrirá, y saldrá volando un polluelo, que es el Espíritu Santo. El lugar donde el polluelo se pose estará bendito incorruptiblemente hasta la llegada del Fin del mundo.
Supersticiones contra el mal o la mala suerte
Determinadas acciones son tradicionalmente consideradas como conjuros o actos contra el mal, los malos espíritus, las brujas y la mala suerte, y se realizan para protegerse, desviarlos, evitarlos o rechazarlos:
Poseer amuletos u objetos que protegen de la mala suerte o de las brujas, como llevar siempre una castaña recogida el día o la Noche de San Juan, o
En Aragón, ponerles pendientes hechos con ramitas de enebro a las ovejas.
Echar sal detrás del hombro, para aplacar a los malos espíritus que están tras la persona.
Tocar un objeto de madera al oír algo que se considera inauspicioso, pues algunas culturas creen que poseen propiedades mágicas o se puede pedir un deseo.
Tener en el hogar un altar con estampitas de santos y vírgenes.
Encender una vela a un santo, en una iglesia católica o en el hogar.
Hacer una "limpieza" mediante magia blanca con una bruja o curandera.
"Tirar el cuerito" es un tipo de masaje shamánico relacionado con la piel de la cintura o el abdomen.
Decir «¡Jesús!» cuando se estornuda, ya que se consideraba antaño signo de mal agüero o de mal augurio.
Santiguarse al oír algo que proporciona mala suerte.
Hacer el conjuro de la taza de agua y las gotas de aceite para evitar el mal de ojo o aojamiento.
Golpear ligeramente las copas antes de beber su contenido, espanta a los malos espíritus y evita que entren al momento de abrir la boca
Poseer amuletos u objetos que protegen de la mala suerte o de las brujas, como llevar siempre una castaña recogida el día o la Noche de San Juan, o
En Aragón, ponerles pendientes hechos con ramitas de enebro a las ovejas.
Echar sal detrás del hombro, para aplacar a los malos espíritus que están tras la persona.
Tocar un objeto de madera al oír algo que se considera inauspicioso, pues algunas culturas creen que poseen propiedades mágicas o se puede pedir un deseo.
Tener en el hogar un altar con estampitas de santos y vírgenes.
Encender una vela a un santo, en una iglesia católica o en el hogar.
Hacer una "limpieza" mediante magia blanca con una bruja o curandera.
"Tirar el cuerito" es un tipo de masaje shamánico relacionado con la piel de la cintura o el abdomen.
Decir «¡Jesús!» cuando se estornuda, ya que se consideraba antaño signo de mal agüero o de mal augurio.
Santiguarse al oír algo que proporciona mala suerte.
Hacer el conjuro de la taza de agua y las gotas de aceite para evitar el mal de ojo o aojamiento.
Golpear ligeramente las copas antes de beber su contenido, espanta a los malos espíritus y evita que entren al momento de abrir la boca
miércoles, 8 de octubre de 2008
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