Doblar la servilleta usada, o guardar una servilleta en su servilletero al final de una comida quebrantará la amistad.
Mencionar o formular verbalmente cualquier cosa no deseable o desgraciada (ver maldición).
Para contrarrestar la desgracia, inmediatamente se debe tocar madera.
Romper un espejo.
Pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared, la escalera con las superficies del suelo y la pared forman un triángulo, representación de la Trinidad. Por lo tanto, cruzarla era atentar contra dicho dogma, o también representa una puerta de entrada al mundo de los espíritus.
Cruzarse con un gato negro: dicho animal representaba a la brujería y al diablo mismo.
Derramar sal: la sal, en la Antigüedad, representaba riqueza.
Derramar aceite.
Poner el pan invertido en la mesa.
Limpiar la mesa con papel, y no con un paño de tela, trae pérdidas económicas, porque representa un desprecio al papel moneda.
Escuchar el nombre de una persona que transmite «mala suerte» (persona que está «salada», jetattore, un mufa, aojador, gafe, cenizo)
Para contrarrestar la maldición, a la persona se la margina y se la menciona como «el/la innombrable».
En Argentina los varones se tocan el testículo izquierdo, y las mujeres el pecho izquierdo.
Ser víctima de un «trabajo» de vudú o magia negra.
Rezar con las piernas cruzadas.
Pisar en primer lugar con el pie izquierdo al levantarse de la cama. (Véase el artículo zurdo).
Casarse o embarcarse un martes 13: en los países anglófonos se refieren al viernes 13.
Bautizar a un barco con el mismo nombre que tiene otro barco.
Sentarse a comer 13 personas a la mesa, por la Última Cena de Cristo con sus discípulos (ver triscaidecafobia).
Estornudar, por temor a perder el alma, sólo durante la Edad Media.
El riesgo se minimizaba cuando otra persona respondía de manera apotropaica «¡Jesús!».
Abrir un paraguas bajo techo, dentro de una casa.
Que se cayeran las tijeras con el pico abierto, o dejarlas a posta abiertas encima de la mesa de alguien, o dejarlas abiertas entre dos o más personas, supuestamente produce riña por el entrechocar de las espadas.
Hacer girar cualquier objeto.
Poseer un solo vaso de una colección en la que se han ido rompiendo todos los demás.
Mirar fijamente a una persona, mal de ojo o aojamiento, que desde entonces sufre mala salud periódicamente o muere. Esta superstición se documenta desde la época romana.
Decir «¡por Dios!» ante cualquier suceso: según el mandamiento de la ley mosaica, no debía tomarse el nombre divino en vano.
Cuando una persona se ríe mucho es que le espera alguna desgracia o disgusto.[2]
El acostarse del lado del corazón ocasiona malos sueños.[2]
Cortarse las uñas en los días que tienen erre (martes, miércoles y viernes) genera padrastros.[2]
Matar a las golondrinas: porque una leyenda (no bíblica) dice que le extrajeron las espinas a Cristo en el Calvario.[2]
Toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana.[2]
Que un artista (actor, cantante, músico, etc.) salga al escenario con una prenda amarilla.
Que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia.
En México (especialmente en el estado de Jalisco), pisar un mango echado a perder.
Se puede revertir comiéndolo directamente de la suela del zapato.
domingo, 12 de octubre de 2008
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